lunes, 11 de agosto de 2008

Madreselvas

Tres de cada 365 noches en la que despiertan los caribeños, lo hacen con las ventanas húmedas por esas lluvias tropicales que jamás voy a conocer porque le tengo pánico a los aviones y rechazo a la gente que tiene más onda que yo. Día por medio, abro los ojos en mi cama de Buenos Aires, aguardo a que me traigas un desayuno que jamás llega y luego me cuestiono si hago lo correcto con vos, metro sesenta de frialdad europea y pelo carré, bailarina de charleston, que te reís cuando te abrazo y te ponés colorada de la irritación cada vez que mi barba se acerca a tus pómulos. Lástima que jamás vayas a entender esta estúpida devoción de peregrino viejo. Lástima. Caso contrario, si en verdad percibieras al menos un granito de toda esta maravilla multisensorial-dimensional, comprenderías lo agradable y parecidas que son la mañanas de lluvia en el Caribe y esas tardes de siesta en tu ventana del pasaje Las Madreselvas.
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(imagen extraída de aquí)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y las noches de lluvia en baires?
En mi jardín los huesitos de la enamorada del muro se preparan porque, como diría crónica, "faltan 42 días para la primavera".
Y madreselvas y muros se ponen buenos...
Slds, Miriam