lunes, 2 de marzo de 2009

corso

Yo te esperé, yo fui testigo y siempre de lejos, detrás de las columnas de la Facultad de Derecho o entre las mesas en los bares de Palermo, yo te dejé, te fuiste sola, yo vi pasar tus novios y tus tranzas y tus amigas con las que nunca estuve tan sólo para no perder la posibilidad de estar con vos en un futuro. Yo fui correcto. Yo hipotequé tu amistad confusa, yo me jugué a ser parte y no cómplice. Yo quiero la torta para dejar de lavar los platos de cotillón. Yo maduré esta sensación que hoy explota. Yo me senté a ver el corso y me olvidé que se hacía de noche, no me di cuenta de que me quedaba solo, que la cosa se ponía complicada, que las mujeres pasaban y yo sólo quería con vos, con vos me caso le dije a mis amigos, con vos los hijos le dije a mi familia, con vos la vida le dije a mis novias y me dejaron y yo todavía con vos, porque no había otra manera, de qué otra forma podría ser sino con vos. Yo banqué los trapos, yo agité cuando se vino el contragolpe, yo te cuidaba desde la esquina mientras vos te descuidabas, yo te quise, yo te quiero, yo te llamo y te espero y te recontra espero pero por favor, tirá el centro.-
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(imagen extraida de aquí)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

puro amorrr...ojalá te tire el centro y metas gol de cabeza.

Anónimo dijo...

si no tiró el centro, no esperes a que lo tire, nunca lo hacemos... y si lo hacés vos? No creo que le guste un hombre con miedo... no es esa clase de mujer, tal vez por algo no se concreta tu tan ansiado gol, no te parece?

Olga Eter dijo...

Aunque sea, devolvé un pase.
No te digo un centro de la Brujita o del Chino Benítez para cabecear al gol. Un pase en mitad de cancha, una devolución, una pared…
Decime -con hechos- que todavía sigue siendo posible.
Que podemos jugar juntxs.