lunes, 14 de julio de 2008

yemas

La comezón empieza en la entrepierna. Es una leve molestia que nace en un lugar indefinido y se mueve, pero no es nada que la fricción entre las dos piernas no pueda resolver. Contra todo pronóstico, la espástica danza de muslos -movimientos poco estéticos e inútiles- no da resultado, por el contrario, la molestia se intensifica. Entonces la mano, con curiosidad, baja a la entrepierna. Las uñas rasgan primero por sobre la tela del pantalón para ir segundos más tarde a la misma piel árida y sin depilar. Tal vez el resto de los comensales adviertan la orgásmica sonrisa que provoca el librarse de la picazón, oigan el sonido de los dedos contra la piel, o hayan incluso sentido goce similar en algún momento de sus vidas. Las ganas de rascarse son inversamente proporcionales a la satisfacción y a la violencia del movimiento. Cuando las yemas ya se hunden en la carne, más vale lamerse los dedos sucios de la sangre aún tibia, no sea cosa de que alguien se dé cuenta de lo inoportuno de la comezón.-
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(imagen extraída de aquí)

1 comentario:

María dijo...

parece entretenido su blog, es bastante posible que de vez en cuando lo visite, que siga así.