viernes, 31 de octubre de 2008

autopistas

Ir a los carritos de la Costanera fue, al menos, arriesgado. Nos encontramos en la esquina de siempre, y después de largos caminos por autopistas y calles sin nombre, divisamos a lo lejos el cementerio de containers: más allá de las gigantescas cajas con vaya uno a saber qué carajo adentro, debería estar el río. Por un segundo imaginé que todo esto, como otras veces, era una gran emboscada con puros fines sexuales. La idea me sedujo, pero después propusiste comer un sanguche de bondiola. Reí. Me miraste sin comicidad. En serio te digo. Y entonces no me reí más y me resigné a la incertidumbre de amanecer con una intoxicación poco simpática.
Nos besamos al costado del Río de la Plata más sucio que jamás yo haya recordado. A los lados, la triste ilusión de los pescadores que sacaban de las aguas muertas olorosas bolsas plásticas de supermercado. Un señor demasiado alto para ser enano -mediría un metro cuarenta-, sacó una mojarrita que agitaba la cola por mero impulso de muerte. Los pescadores lo aplaudieron, en un acto de inexplicable admiración borderline, y el señorito levantó los brazos con pesada resignación. La felicidad de los idiotas: otra vez esa idea en mi cabeza, y te lo digo. Besos. Dejá en paz a los pescadores. Y en medio de una nueva ronda de aplausos por la captura de un nuevo pez, palpo mis labios para comprobar que ya ostento un flamante anzuelo que perfora mi boca.-

3 comentarios:

Hernán dijo...

Está bueno, pescado. Che, agregame a tu blogroll, yo te agrego al mio (effeame que te effeo???)

Unknown dijo...

aveces me supera leerte

salutes dese SCI TERROR
H

Anónimo dijo...

Uy! Menos mal que yo aproveché y me fuí a ver REM y Mars Volta, sino capaz terminaba anzuelada en la costanera (la bondiola no! no!)
Día feliz, mes feliz.
El Sr. Stipe y don Omar el mexicano nos dejaron sin aliento de tanta felicidad.
Slds, JB!
Qué estes bien!
Miriam