.
.
Y preguntaste, y aquella vez insististe para que te dijera qué es un placebo, para qué sirven, y yo no supe muy bien qué responder, te mandé a leer el diccionario, a buscarlo en Google. Un par de semanas después, cortamos. Un par de semanas después del par de semanas después, adoptaste un gato de la calle, al que le pusiste un nombre cualquiera, algo así como Ricardito, Carmelo, Walter. Pero a mí no me engañás, yo sé que cuando estás sola, acariciás al pelotudo del gato y le decís mi nombre, otro pelotudo en tu jaula de circo romano, y cada vez que vas a Blockbuster y cargás en tu canasto bolsas de pochoclo precocido, chocolates finlandeses y las cajas vacías de películas vacías, sos vos misma la que está vacía, sos el envoltorio del regalo más estúpido, una tostadora con bluetooth, mini pimmer a dinamo, juguera por control remoto. Seguí sola, pero dejá de mentirle a mamá, que te la cruzás en el almacén y le decís que ya no estamos juntos porque a mi se me volaron los canarios y me pintó el cachengue. Si estás sola es porque querés, si yo te llamé, yo te invité a desacomodar el yenga de mis noches en soledad. Bancatelá, si así lo quisiste, bancatelá. Y dejá de usar al gato como un placebo -ahí está, el gato es un placebo-: hacé vibrar mi Motorola W375 y en consecuencia mi estabilidad.-
.
.
.
5 comentarios:
No hay nada mejor que un hombre que sabe apurar
A.-
Decís en el sexo Aurora? Pucha que es dificil satisfacer a las histéricas!
jajajajaja...
muy bueno...
Esaaa! Me apuro? o me parece a mí?
Digo en donde quieras, Stuntman Mike.
Nada peor que un hombre cobarde
Publicar un comentario